Remesas en Caída Libre: México Enfrenta su Peor Crisis Migratoria en una Década.
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Citlali Hernández Jiménez
6/9/20252 min read


El sueño americano parece desvanecerse para millones de mexicanos. Los datos publicados por el Banco de México el 15 de abril pasado revelan una realidad alarmante: durante el primer trimestre de 2025, el flujo de remesas registró una caída del 8.3% interanual, la más severa desde la crisis financiera global de 2012. Esta cifra, que equivale a cerca de 1,200 millones de dólares menos en la economía nacional, está enviando ondas de choque a través de todo el país.
El fenómeno está teniendo efectos diferenciados en el territorio nacional. Los estados tradicionalmente receptores de remesas - Michoacán, Guanajuato, Jalisco y Puebla - reportan ya contracciones en su consumo interno. Cámaras de comercio locales estiman que las ventas al menudeo han caído entre un 4% y 7% en lo que va del año, afectando especialmente a negocios familiares y pequeños comercios.


El sector inmobiliario también muestra señales de tensión. En zonas rurales de alta migración, donde la construcción de viviendas dependía en gran medida de dólares enviados desde el norte, numerosos proyectos se encuentran paralizados.
En este panorama nacional complejo, Hidalgo enfrenta desafíos particulares. Aunque históricamente no ha sido de los estados más dependientes de remesas (recibe aproximadamente el 2.1% del total nacional), ciertas regiones como la Huasteca hidalguense muestran una vulnerabilidad alarmante.
Municipios como Huejutla, Yahualica y San Felipe Orizatlán, donde las remesas representaban hasta el 40% de los ingresos familiares en algunas comunidades, están experimentando transformaciones profundas.


El gobierno estatal anunció en mayo un paquete de medidas emergentes, pero especialistas coinciden en que se requieren soluciones estructurales. "Hidalgo tiene la oportunidad de convertir esta crisis en un catalizador para desarrollar economías locales más sostenibles", opina el economista Carlos Méndez. Proyectos agroindustriales en el Valle del Mezquital y el impulso al turismo comunitario en la Sierra Alta podrían ser alternativas, pero requieren inversión y planeación a mediano plazo.
Mientras tanto, miles de familias hidalguenses enfrentan el dilema diario de sobrevivir sin el ingreso que por décadas fue su sustento. Su situación refleja, en pequeña escala, el desafío que toda México debe resolver: cómo construir una economía menos dependiente de factores externos y más sustentada en su propio potencial productivo.